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miércoles, 25 de julio de 2012

Sal y Bolillos (hipotiroidismo neonatal vs. Hipertensión arterial)

Carlos_valverde

Resulta preocupante el acuerdo que establece reducir el 10 por ciento del contenido de sal en el pan, dicen Carlos Valverde y sus colegas.

El pasado 25 de mayo de 2012 y auspiciado por la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Querétaro, se celebro el día Internacional de la Tiroides.
Originalmente promovido por la Sociedad Europea de la especialidad, el evento reunió por vez primera en nuestro país a investigadores y expertos de la propia UAQ, de la UNAM y del Instituto Nacional de Pediatría; así como a miembros de la industria salinera nacional y de la COFEPRIS.
El tema específico de esta reunión fue revisar la “deficiencia de yodo en México”.
Al respecto es importante recordar que a partir de 1991, México se adhirió a la meta propuesta por la Asamblea Mundial de la Salud para eliminar la deficiencia de yodo.
Esta carencia nutrimental es la principal causa de hipotiroidismo neonatal y retraso mental infantil prevenible en el mundo.
Igualmente, a partir del 2005, todos los miembros de la OMS (Organización Mundial de la Salud) se comprometieron a reportar, cada tres años, la situación global de los llamados IDD (iodine deficiency disorders, por sus siglas en inglés).
La reunión Queretana puso en evidencia que desde 1999 México solo ha cumplido de manera parcial sus obligaciones sanitarias sobre este particular.
Efectivamente, en 1991 México inicio el programa de verificación sanitaria encontrando que solo el 24 por ciento de la sal para consumo humano cumplía con la regulación vigente; es decir, que contenía entre 15 a 45 mg de yodo por kilo de sal. Actualmente se estima que más del 80 por ciento de la sal que se comercializa en el país cumple con la norma.
Sin embargo, siendo México un mosaico socio-cultural diverso, hay lugares de la Republica donde la sal que se consume no contiene yodo y el principal aporte de este elemento esencial son los alimentos procesados, principalmente el pan, que a nivel mundial se estima representa el 70 por ciento del consumo de sal.
Ante este panorama resulta preocupante la reciente noticia (12 de julio, 2012) según la cual se acordó con la industria panificadora nacional, reducir el 10 por ciento del contenido de sal en sus productos.
Entre las razones aducidas para celebrar este acuerdo se destaco la prevención de “… enfermedades cardiacas, cerebrovasculares y renales”.
Esta medida, como suele ocurrir en nuestro país, es una imitación, quizás extra lógica, de lo que algunas naciones de la Comunidad Europea vienen realizando desde hace ya 4 años y cuyos resultados en la prevención de la hipertensión no son concluyentes.
¿No sería más razonable y realmente eficaz que las autoridades de salud en México, vigilen el cabal cumplimiento de los acuerdos internacionales encaminados a prevenir el hipotiroidismo neonatal y por consecuencia el retraso mental infantil; instalen campañas de educación para la salud y regulen la venta indiscriminada de comida chatarra que por lo general excede por mucho el contenido de sal en sus productos?

* Miembros de la Academia Mexicana de Ciencias

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